Alucinando contigo

Estar con alguien y compartir tu vida es un proceso adaptativo en las que ambas partes tienen que ceder y cambiar actitudes para poder convivir. Sin embargo, esos sacrificios no deben anular lo que eres y ese extremo era el que yo no distinguía.

Nunca pensé que esa alocada amiga mia tenía la razón al decir que a uno lo deben amar tal cual es. Cada vez que lo decía no podía evitar reirme sarcásticamente y decirle que era una ilusa, una completa soñadora por pensar que llegaría un alguien que nos aceptaría con todos los defectos que podemos tener. Yo acababa de pasar por una relación en la que no hice otra cosa que tratar de complacer a mi pareja para no perderla mientras perdía, sin darme cuenta, lo más importante: mi propia esencia. Qué grave error cometí y, cuando lo pude enmendar, ya era demasiado tarde, ya me habían dejado de amar.

Ahora, por cosas de la vida, tengo la oportunidad de amar nuevamente pero siendo plenamente yo. Soy aceptada con mis explosiones de alegría, mi constante melancolía, mis esporádicas locuras, mis usuales inseguridades y hasta mi complicado genio. A veces no sólo aceptada, inclusive acompañada en ello. ¿Cómo es eso posible? Sí, es cierto que esta nueva etapa apenas comienza, que cada cual tiene un gran espacio no invadido por el otro y, sobre todo, que tenemos el tiempo contado. Tal vez, todo eso junto le permite a él aceptar todo lo que soy, sin que eso signifique que no se hace respetar.

No sé si estoy viviendo la ilusión de la que hablaba esa amiga mia. Sea como sea, algo está pasando y no quiero desaprovechar la buena suerte que he tenido. Desde el principio he sabido que no será eterna, que todo llegará a su fin y, seguramente, no por falta de amor, y es por eso que quiero vivirlo todo sin restricciones. Estoy segura que será maravilloso y sé que me arrepentiré toda la vida si dejo que el miedo a ilusionarme haga que cierre mis puertas.