11.27.2007

De teclados mugrosos

Me es casi imposible lograr concentrarme completamente en lo que debo. Desde que estudiaba para los chequeos (creo que sólo en ese colegio nos hacían decirle así a los exámenes) de las materias que veía en colegio ha sido igual. Puedo pasar horas sentadas en mi escritorio y cualquiera que pase puede jurar que soy muy juiciosa, pero la realidad es otra, mi cabeza está llena de otros pensamientos y, muchas veces, la trivialidad de ellos puede ser preocupante. Menos mal a mi no me preocupa.

Hoy, por ejemplo, cuando menos me daba cuenta, otra vez estaba limpiando el teclado de mi computador en lugar de seguir haciendo la presentación para mi ensayo de sustentación que tengo este viernes ante todo el laboratorio. De verdad que me asombro de lo mala que puedo ser para trabajar o estudiar desde la casa, y me arrepiento de haber pedido el permiso para hacerlo.

Si sacar porquerías de las teclas diera plata... lo cierto es que mi obsesión por la limpieza y mi falta de concentración no me han dejado avanzar, llevo 11 diapositivas y apenas estoy entrando a Materiales y Métodos. Excusas, yo se, ¿pero qué le vamos a hacer? Me queda miércoles y jueves, todavía hay tiempo. Además, ya se hizo de noche y hay que "atender" al príncipe azul que pronto llegará en su blanco corcel. Excusas, más excusas, no tengo remedio.

11.21.2007

Divagando antes del almuerzo

Está haciendo mucho frío en esta ciudad y mi refugio (el laboratorio) no es suficiente para mantenerme calientica. A veces sale el sol pero en la sombra el viento helado no da tregua. Siempre he sido friolenta, me erizo hasta con la briza más leve, pero aún así prefiero el frío a ese calor sofocante y húmedo de verano, el dolor de cabeza es el que manda aunque ahora tenga la nariz tan congelada como mis pies. Como que hoy también va a llover y ayer dejé mi sombrilla en la casa de André.

Ya es hora de almorzar pero hoy no me mandaron lonchera, sí, como cuando uno estaba en primaria y llegaba al colegio con banano espichado y botilito con jugo de guayaba. Yo, que tanto quiero independizarme y dejar de ser la hija consentida, llevo almuerzo preparado por la mamá al trabajo. Pero claro, ahí sí no me quejo de ser sobreprotegida, muy conveniente, diría yo.

Tengo hambre y sigo esperando a que los demás estén listos para salir a almorzar...

No tengo nada sobre qué escribir hoy... aunque de eso ya se han dado cuenta, ¿cierto?