10.31.2010

El triqui triqui

Mi emoción por la llegada de Halloween no ha cambiado, me encanta disfrazarme y bueno, ya no salgo a pedir dulces gritando "triqui triqui halloween, quiero dulces para mi, y si no me dan se les crece la nariz", pero sigo saliendo a mostrar el disfraz.

El año pasado me di cuenta que el dichoso "triqui triqui" venía de "trick or treat", me dio risa, una más para la lista, al lado de ronboi y tacho. También me llené de una infinita tristeza cuando escuché que los niños de acá no tienen tan elaborada canción, simplemente dicen eso, trick or treat, y de la manera más aburrida posible. Sin pensarlo dos veces me quedo con mi triqui triqui, mal dicho y todo es muchísmo más divertido, tiene más alma.

Ayer estuve buscando entre mis millones de fotos las que pedí que me tomaran el día de Halloween, y encontré varias, desde el 2004. No encontré del 2005, me imagino que fue un año de cero actitud o actitud anti-chévere. En el 2004 era una de las chicas de Austin Powers. En el 2006 me armé un disfraz de Mujer Maravilla, mi favorito hasta ahora. En el 2007 el tema de la fiesta en mi casa (extraño esas super fiestas) era el Funk. En el 2008 me disfracé de la abeja Maya (aunque sólo lo entendieron mis compatriotas, para los demás era simplemente una abeja con afro). El año pasado nos tocó improvisar porque las camisetas de Star Trek no llegaron, y acabamos envolviéndonos con papel aluminio.

Este año el ganador fue Spock, ver a mi chico sin barba y de pelo negro me hizo sentir como si estuviera saliendo con otro. Mi disfraz era de Uhura (cuidado con escribirlo mal, en Google Images terminé conociendo muy bien a una tal Ohura) pero si no andaba al lado de Spock me preguntaban que porqué no me había disfrazado o al menos puesto algo de maquillaje (que sí tenía).

10.23.2010

Calles crujientes

Y llegó el otoño, mi estación favorita, cuando no llueve por supuesto. Caminar a la estación de gasolina por gaseosa y perro caliente o corn dogs (¿alguna traducción?) se vuelve un recorrido lleno de piruetas para pisar tantas hojas secas como sea posible. Simplemente me encanta. Cada crujido me hace sonreir. Cada hoja es un dulce para mis oídos. Es extraño. No se porqué me gusta tanto, pero no tengo razón para indagar más a fondo. Por ahora solo sigo disfrutando la hermosa despedida del verde, y le sonrío al amarillo, al anaranjado y al rojo. Colores cálidos para la inevitable caída de temperatura. No me estoy quejando, he estado esperando la llegada del frío así como los demás esperan la llegada del verano. Soy extraña, o eso me dicen.