Pausas efímeras

A veces creo que no se necesita mucho para hacerme feliz, por ejemplo, ver a Enki dormir tan plácidamente sólo me hace sonreir. Lo que pasa es que esa felicidad es efímera ya que mi naturaleza melancólica me obliga a continuar mi camino por la oscuridad. No me pregunten porqué o desde cuándo me hago ésto, pero desde que tengo memoria lo he hecho y, sí, tal vez ya se convirtió en una muy mala costumbre... lo que hace de mí una vieja mañosa.

Alguna vez escribí sobre mis cinco mañas y olvidé poner ésta, la más importante de todas, antes de mi fetiche por la "cobija de sedita", de no querer volver a desayunar, de rascarme la cabeza como un mico, de arrancarme los cueritos de mis dedos (llamados también padrastros, pero se me traba la lengua al tratar de pronunciar esa palabra) y de comer compulsivamente dulces y gomas ácidas (quienes no hayan escrito sobre sus 5 mañas, los invito a hacerlo, a parte que es una razón más para activar/mantener activo el blog).

¿Por qué he de ser tan autodestructiva? Es como si sólo buscara razones para sentirme mal, como si la tristeza fuera la única manera de sentirme viva. Tal vez necesite practicar algún deporte extremo para dejar las maricadas, pero como ya me estoy volviendo medio gallina (ya casi pongo huevos y todo) debería simplemente empezar a *hacer* en lugar de *pensar* tanto las cosas.