10.23.2010

Calles crujientes

Y llegó el otoño, mi estación favorita, cuando no llueve por supuesto. Caminar a la estación de gasolina por gaseosa y perro caliente o corn dogs (¿alguna traducción?) se vuelve un recorrido lleno de piruetas para pisar tantas hojas secas como sea posible. Simplemente me encanta. Cada crujido me hace sonreir. Cada hoja es un dulce para mis oídos. Es extraño. No se porqué me gusta tanto, pero no tengo razón para indagar más a fondo. Por ahora solo sigo disfrutando la hermosa despedida del verde, y le sonrío al amarillo, al anaranjado y al rojo. Colores cálidos para la inevitable caída de temperatura. No me estoy quejando, he estado esperando la llegada del frío así como los demás esperan la llegada del verano. Soy extraña, o eso me dicen.

1 comentario:

Johis dijo...

Ahhh niña lalah yo sufro del mismo delirio otoñal! El crijido de las hojas es indescriptible. Y los colores son fantasticos!!!