1.09.2007

Ahora sí se acabó

Sí, uno se da cuenta que ya son pocas las casas con adornos navideños. Ni en la casa propia uno ya prende las luces del árbol o las del pesebre. Poco a poco, uno ve que el barrio comienza a ser el mismo oscuro lugar de siempre. Pero una cosa es verlo desde afuera, ser un simple espectador, y otra es formar parte del verdadero cambio.

Hoy me encomendaron la labor de desnudar el árbol de navidad. Acabo de quitarle todos sus adornos y ahora no veo sino un objeto sintético en forma de palo con ramas verdes. Pensar que éste podía encender algo más que simples luces de colores. Con cada figurita que quitaba, venía un recuerdo y, finalmente, resulté melancólica. Es mucho lo que ha pasado. Lo cierto es que en un día cualquiera todo comienza y en otro todo termina. Eso es lo que inevitablemente pasa. Ojalá dejara yo de quejarme tanto entre esos dos días.

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