Esta mañana me hicieron pistola. Estoy a más de 4000 km de casa y la gente acá también se levanta con ganas de pelear. En East Lansing siempre me he sentido tranquila, sin estrés al aventurarme en sus calles, el tráfico es muy suave y los trancones -si se arman- son tan organizados que hasta risa me dan. La gente, sin embargo, se queja de la hora pico -seguramente porque en la autopista ya no pueden ir a más de 70 mi/h (a mi me asusta ir tan rápido)- y de las colas de dos carritos en la caja registradora del supermercado. Definitivamente no conocen la vida en Bogotá.
A veces creo que quejarse es una necesidad y por eso es que a donde quiera que vaya me voy a encontrar al desgraciado que me hace pistola y me nombra la madre a las 8 de la mañana. Cierto es que me colaboró bastante con el largo proceso de despertar a mi novio en la mañana.
A veces creo que quejarse es una necesidad y por eso es que a donde quiera que vaya me voy a encontrar al desgraciado que me hace pistola y me nombra la madre a las 8 de la mañana. Cierto es que me colaboró bastante con el largo proceso de despertar a mi novio en la mañana.