Sí, en la recta final a la treintena y yo, aunque trate de lavarme el cerebro con el cuento de 29 years young, no logro quitarme esta ansiedad. Y lo que voy a escribir a continuación, lo escribo con mucha vergüenza, pero no importa, porque acá no tengo que darle la cara a nadie.
Ya casi con 30 pero sigo con la actitud de la recién graduada del colegio, sin la más remota idea de qué voy a hacer o para dónde voy cuando me gradúe el año entrante... lo cierto es que ya me cansé de escampar bajo la carpa académica. De hecho, le estoy cogiendo mucho fastidio porque yo solo quiero preocuparme por trabajar y no por presentar exámenes o darle la cara a un comité por el simple hecho de cumplir con los requisitos del departamento. Todo este cuento académico es una farsa en los estudios de posgrado, es la manera más descarada de conseguir mano de obra barata pero que sea muy productiva. Lo triste es que uno se mantiene con la idea de es que estoy aprendiendo, cuando la realidad es que hasta el mismo director de tesis sigue aprendiendo. Me siento explotada y mal pagada (a.k.a. negriada). Pero a esta verdad la acompaña otra aún más triste, esa que suena a pero por lo menos acá puedo ser independiente.
No se, creo que me perdí otra vez pero ahora con el agravante del peso de los años y este sentimiento de soledad que ha empezado a crecer con el paso del tiempo y se siente muchísimo en las fechas especiales de celebración.
Y para seguir con la ironía, ¡feliz cumpleaños para mí!
Ya casi con 30 pero sigo con la actitud de la recién graduada del colegio, sin la más remota idea de qué voy a hacer o para dónde voy cuando me gradúe el año entrante... lo cierto es que ya me cansé de escampar bajo la carpa académica. De hecho, le estoy cogiendo mucho fastidio porque yo solo quiero preocuparme por trabajar y no por presentar exámenes o darle la cara a un comité por el simple hecho de cumplir con los requisitos del departamento. Todo este cuento académico es una farsa en los estudios de posgrado, es la manera más descarada de conseguir mano de obra barata pero que sea muy productiva. Lo triste es que uno se mantiene con la idea de es que estoy aprendiendo, cuando la realidad es que hasta el mismo director de tesis sigue aprendiendo. Me siento explotada y mal pagada (a.k.a. negriada). Pero a esta verdad la acompaña otra aún más triste, esa que suena a pero por lo menos acá puedo ser independiente.
No se, creo que me perdí otra vez pero ahora con el agravante del peso de los años y este sentimiento de soledad que ha empezado a crecer con el paso del tiempo y se siente muchísimo en las fechas especiales de celebración.
Y para seguir con la ironía, ¡feliz cumpleaños para mí!