Me es casi imposible lograr concentrarme completamente en lo que debo. Desde que estudiaba para los chequeos (creo que sólo en ese colegio nos hacían decirle así a los exámenes) de las materias que veía en colegio ha sido igual. Puedo pasar horas sentadas en mi escritorio y cualquiera que pase puede jurar que soy muy juiciosa, pero la realidad es otra, mi cabeza está llena de otros pensamientos y, muchas veces, la trivialidad de ellos puede ser preocupante. Menos mal a mi no me preocupa.
Hoy, por ejemplo, cuando menos me daba cuenta, otra vez estaba limpiando el teclado de mi computador en lugar de seguir haciendo la presentación para mi ensayo de sustentación que tengo este viernes ante todo el laboratorio. De verdad que me asombro de lo mala que puedo ser para trabajar o estudiar desde la casa, y me arrepiento de haber pedido el permiso para hacerlo.
Si sacar porquerías de las teclas diera plata... lo cierto es que mi obsesión por la limpieza y mi falta de concentración no me han dejado avanzar, llevo 11 diapositivas y apenas estoy entrando a Materiales y Métodos. Excusas, yo se, ¿pero qué le vamos a hacer? Me queda miércoles y jueves, todavía hay tiempo. Además, ya se hizo de noche y hay que "atender" al príncipe azul que pronto llegará en su blanco corcel. Excusas, más excusas, no tengo remedio.