Me frustra saber que todo el trabajo que estoy haciendo simplemente servirá para graduar a un estudiante más, para sacar un diploma más. Me desanimo cuando pienso que mi tesis quedará archivada con otras miles en la biblioteca de la universidad y me da mal genio no poder hacer algo para que todo este esfuerzo realmente sirva... algún día.
No ser parte del selecto grupo del laboratorio ya no me causa gracia, ahora me llena de una profunda tristeza que sale de mí en forma de mal genio. No estar dentro significa que no eres importante, que no te paran bolas, que te dejan solo y que uno mismo tiene que ver cómo se las arregla. Sí, es bueno ser independiente, eso lo se, pero ser ignorado o que lo dejen a uno con la palabra en la boca, es bien maluco y ya no me parece chistoso.
Lo cierto es que ya no me gusta cuando hay más de 5 en el laboratorio. Me volví una mamá regañona que salta cuando encuentra la balanza sucia, los reactivos por fuera del estante, el desecho acumulado, el mesón manchado o las canecas a reventar. Igual, sigo pensando que si tengo que pasar 8 horas (a veces menos, a veces más) en ese laboratorio, pues lo mínimo que debo hacer es mantenerlo limpio y organizado para poder trabajar. Es evidente que ninguno está acostumbrado a andar limpiando en la casa, yo tampoco, soy una mantenida, una completa sanguijuela, pero ni modos, el laboratorio se ha vuelto mi segundo hogar y por eso no me molesta limpiar. Ya se podrán imaginar cómo me quejo por las tareas que los demás dejan de hacer, me molesta muchísimo que nadie responda por las cochinadas que se encuentran por ahí.
En fin, me volví una completa mamera y ya me están buscando apodo. ¿Alguna sugerencia?
No ser parte del selecto grupo del laboratorio ya no me causa gracia, ahora me llena de una profunda tristeza que sale de mí en forma de mal genio. No estar dentro significa que no eres importante, que no te paran bolas, que te dejan solo y que uno mismo tiene que ver cómo se las arregla. Sí, es bueno ser independiente, eso lo se, pero ser ignorado o que lo dejen a uno con la palabra en la boca, es bien maluco y ya no me parece chistoso.
Lo cierto es que ya no me gusta cuando hay más de 5 en el laboratorio. Me volví una mamá regañona que salta cuando encuentra la balanza sucia, los reactivos por fuera del estante, el desecho acumulado, el mesón manchado o las canecas a reventar. Igual, sigo pensando que si tengo que pasar 8 horas (a veces menos, a veces más) en ese laboratorio, pues lo mínimo que debo hacer es mantenerlo limpio y organizado para poder trabajar. Es evidente que ninguno está acostumbrado a andar limpiando en la casa, yo tampoco, soy una mantenida, una completa sanguijuela, pero ni modos, el laboratorio se ha vuelto mi segundo hogar y por eso no me molesta limpiar. Ya se podrán imaginar cómo me quejo por las tareas que los demás dejan de hacer, me molesta muchísimo que nadie responda por las cochinadas que se encuentran por ahí.
En fin, me volví una completa mamera y ya me están buscando apodo. ¿Alguna sugerencia?