5.08.2012

Llenando vacíos

A finales del año pasado un amigo de mi esposo nos ofreció trabajo en su laboratorio de fitopatología en Idaho. Dos trabajos en el mismo lugar. No hubo que pensarlo más de dos veces. Empezamos a empacar, muy despacio, tres semanas antes de mudarnos, ¿qué estábamos pensando? La última semana, por supuesto, fue muy alborotada y llena de arrepentimientos por no haber empacado con más juicio, pero lo logramos, con la ayuda de un batallón de amigos, llenamos un camión enorme con cajas de diferentes tamaños. Recuerdo al final sentarme con todos en el piso de la sala, ya desocupada, comimos pizza y tomamos gaseosa (nada especial), se escuchaba el eco de las voces y carcajadas (ahora solo escucho ladridos y maullidos), no lloré cuando les dije adiós, me sentía fuerte porque estaba con mi papá, que vino desde Colombia por una semana para acompañarme en el viaje en carretera, pero lloré sin consuelo cuando nos despedimos en el aeropuerto de Salt Lake City. El año pasado no pude ir a casa y este año tampoco puedo ir. "A casa", se supone que ahora tengo mi propio hogar (no mi casa propia, no todavía), mi propia familia (esposo, una gata y dos perros), pero "a casa" todavía significa lo que siempre ha significado.

Ya llevamos tres meses viviendo en Idaho y la soledad me ha empezado a afectar, me siento en un sube y baja emocional, me asusta, no quiero volver a sentir la tan familiar depresión. Los vecinos son muy atentos, nos llevan cosas de comer a la casa, nos invitan a cenar, pero dejan claro que los únicos del barrio que no son mormones somos nosotros, dicen que no vendrán a predicar pero que nos harán saber de nuestro propósito en este mundo. Nunca me hubiera imaginado que en Idaho yo iba a encontrar todas las respuestas a esas preguntas existenciales que me hacía cuando estaba en el colegio. La ironía es que ahora me escondo de los vecinos y de la "verdad" que traen. Ya en una ocasión resultamos susurrando en la casa como si ellos nos pudieran escuchar desde afuera, realmente patético, aunque sea nos reímos de nuestra propia estupidez. Si no es de religión, hablan de herramientas, caza y pesca. No tengo nada en común con esta gente. Mi esposo creció al lado de un río, en una área despoblada, le gustan las herramientas y la pesca, pero la religión (en realidad el cristianismo) no nos interesa a ninguno de los dos. Yo crecí como católica pero dejé de rezar después de los 12 años (por poner una fecha, en realidad solo me acuerdo del momento y de la liberación que sentí al tomar la decisión) porque me aburrí de vivir con miedo, "si no rezo, amanezco muerta", eso pensaba cuando era una niña, ahora me siento más tranquila, aunque últimamente me he empezado a sentir triste por haber dejado atrás a mi familia y amigos en Bogotá y ahora en Lansing. Después de casi cuatro años de haberme ido de mi país, ahora es cuando empiezo a sentir esa nostalgia del hogar.

Yo no estoy en busca de la eterna felicidad ni mucho menos, pero sí al menos una comodidad casi completa, eso de todo a medias me tiene aburrida. Extraño a mi gente. Otra vez me toca acostumbrarme a los vacíos.

 Idaho a finales de invierno

10.18.2011

Los días pasan

Hoy me desperté antes de la alarma de las 6:30AM. Hacía unos años la ponía a las 6AM y a las 7AM ya estaba en camino al trabajo. Otra vez sin cobijas, el de al lado me las quita, yo me le pego, está calientito, y durmiendo profundo. Me cuesta salir de la cama, especialmente cuando al sentirme mover el de al lado me abraza, con peso de muerto, me es más fácil rendirme que pelear. Me dan las 7AM, las 7:10AM. No más, me tengo que ir. Ahora salgo a las 7:45AM. No más tarde. Me da un ataque de ansiedad si llego después de las 8AM al trabajo. A nadie le importa la hora a la que llego al trabajo. Solo a mí. Generalmente soy la primera en llegar. No hay nadie que esté mirando el reloj cuando abro la puerta del laboratorio. Soy yo la que lo mira. Cinco minutos tarde. Diez minutos tarde. Quince minutos tarde. Hoy no puedo tomarme la hora completa de almuerzo. Hoy salgo a las 5:30PM. A las 6PM. Así cuadro mis ocho horas al día. A nadie le importa. Cada cual anda en su cuento, con sus propias ocupaciones. Los días pasan, unos mas lentos, otros ni se sienten. Hoy es uno lento, muy lento. Tengo esta sensación de desasosiego, por dentro, profundo. Se me pasan las horas en el microscopio mientras la ansiedad crece. No me puedo quedar quieta y seguir contando esporas. Me da la piquiña, en los ojos, la nariz. El bicho sigue germinando, el experimento no sirvió, qué diablos, ya no es personal, no es mi tesis, la mía la terminé sin pena (qué digo, penando) y sin gloria, pero pasar es pasar, al final, ¿qué es lo que importa? Yo sólo quiero trabajar ¿Fitopatóloga? ¿Y qué quiere hacer con algo tan específico? Pero también soy microbióloga, ¿me abre más opciones? Tengo que encontrar las respuestas, tal vez así la ansiedad me deje tranquila. Yo solo quiero un trabajo, déjenme trabajar, el desempleo me asusta, lo único seguro es que las cuentas seguirán llegando. Estoy siendo fatalista, por ahora todo está bien, pero… ¿y el otro año? Tengo que arreglar la hoja de vida.

7.04.2011

Resident, but still an alien

La semana pasada me aprobaron la solicitud de residencia.

La parte más denigrante de todo el proceso fue cuando, para llenar el formulario médico, la doctora que me estaba examinando me dijo: "Now, I have to check your skin... there", señalando con sus ojos mi área pélvica inferior. Estaba yo encima de la camilla, sin nada de ropa, apenas envuelta con esas batas de consultorio, de tela delgada y color verde pastel. Yo la miré con cara de "creo que no escuché bien, ¿me repite?". La doctora me explica que es un requisito para llenar el formulario, que "ellos" le piden revisar. Yo cierro mis ojos, y los abro mirando al techo mientras le digo, "go ahead, I understand", cuando en realidad no entiendo qué es lo que tiene que buscar... ahí. No fueron más de 3 segundos, pero el "God bless America" en la corona que decoraba el consultorio me generó un serio malestar estomacal. Yo nunca había visto adornos decorativos en los consultorios que he tenido que visitar acá, pero justo lo tenían en el destinado a atender inmigrantes, ¡qué casualidad!

Olvidando ese incidente, todo el proceso fue muy sencillo. Nos tomó un fin de semana llenar los formularios y una semana más para completar el paquete con los documentos adicionales que solicitan. Eran tantas hojas, que al final terminamos marcando cada una con el número correspondiente de la "Tabla de Contenidos" para que nada se perdiera. Funcionó ser tan organizados porque a las dos semanas nos llegó el acuse de recibo y tres días después me llegó la citación para tomar huellas digitales. Otras tres semanas pasaron para que llegara la citación a la entrevista, que era casi al mes. Una semana antes de la entrevista me llegó el carné con la autorización para aceptar empleo. No se si para otras parejas haya sido de la misma manera, pero así fue para nosotros.

La entrevista fue muy sencilla. De hecho, nos demoramos más en llegar a las oficinas de la USCIS. En la sala de espera había otros cuantos, un señor con su anciana madre, tres mujeres de chancla blanca y joyas doradas, y un hombre con una mujer muy joven para él. Con ellos nos sentamos en una sala enorme con muchas sillas vacías y esperamos a que llamaran mi nombre. En cinco minutos nos aprobaron la solicitud y en los cinco restantes el oficial nos explicó los beneficios y limitaciones de la green card. El oficial era un hombre ya entrado en los cuarentas, un señor muy educado que nos hablaba serena y pausadamente. Tan pronto se presentó, la ansiedad con la que amanecí se desvaneció. Su forma de ser me calmó. Ni las preguntas que me hizo me parecieron ofensivas. Estas eran para determinar si en algún momento yo había actuado de manera ilegal. A todas ellas respondí "no sir". Estoy segura que el oficial las leyó del formulario I-485.

En dos semanas me llega la green card. Ya soy residente. Ya puedo buscar trabajo. Ahora sí me quiero graduar pronto para empezar otra etapa.

6.29.2011

Entre ronquidos

Llegó el verano, pero este es diferente. Ya no hay salidas a campo, sino horas y horas enfrente del computador para escribir en docenas de hojas la importancia de mi investigación.

Es un poco patético, en realidad.

Cada vez que leo (y releo) los artículos ya publicados me da pena, en general ajena, ver que todo lo que tuve que hacer no salió del ingenio de mi director de tesis sino de la falta de. Mi único "aporte a la ciencia" es la adición del estado en que vivo. Muy triste. ¡Qué desperdicio! Además que sigo sin entender porqué los estados de este país los nombran como si fueran países separados (como en: "Australia, Canada, New York, and California", ¿qué carajos?).

Ahora que lo pienso, eso de la "pena ajena" tal vez se me devuelva pronto porque, al final, cuando me toque sustentar la tesis, la que tiene que dar la cara soy yo. Eso será pronto, tan pronto cuando tenga un borrador de cada capítulo, son cinco, y esta semana estoy trabajando en el cuarto, entre los ronquidos de Snickers Liliana, la perrita que adoptamos hace dos meses, ella sí que sabe cómo desconcentrarme.

En fin...

Esta experiencia también me ayudó para darme cuenta de que no se me ocurren esas ideas fantásticas que sirven para escribir proyectos innovativos. Al principio me sentía mal, pero ahora ya lo acepto con menos amargura. También porque estoy dejando esa mala costumbre de compararme con los demás. Ahora espero conseguir un trabajo con alguien decente, o por lo menos darme cuenta a tiempo de que vale la pena aceptar la oferta. Lo chistoso es que de no haber aceptado, no hubiera conocido a mi esposo. Como que eso de "unas por otras" es cierto.

4.19.2011

Narcissus


Spring in Michigan, originally uploaded by Lalah ♫.

La primavera en Michigan es... como en la foto. ¿Necesito decir algo más?

4.12.2011

Home


Cuando mi esposo me abraza siento tanta felicidad, tanta tranquilidad, que ahora he llegado a pensar que las decisiones que tuve que tomar en mi vida me llevaron a sus brazos, no recuerdo haberme sentido tan... en casa.

And I thank you for bringing me here
For showing me home
For singing these tears
Finally I've found that I belong here

3.26.2011

El amor de papá

Hasta el último momento fui la princesa de mi papá. Tengo 30 años y más de 50 kilos y a él le importó mucho más saber que yo tenía que caminar sobre la arena y sin pensarlo dos veces me alzó hasta llegar a la ladera de la montaña (aunque en realidad era apenas un monte pequeño). No pensó en el dolor de espalda, de pies, de rodilla, ni la distancia, el calor, en nada de eso pensó primero, él simplemente no quería verme caminando en esa playa con mis zapatos color turquesa, zapatos que inclusive él mismo escogió.

Yo no puedo dejar de ver esta fotografía sin sentir un inmenso amor por mi papá. Mi papá es adorable y yo lo amo con el alma.

3.22.2011

Adiós mi Enki


Enki era mi gatito en Colombia. Lo adopté en el año 2004 y fueron 6 años los que compartió conmigo y mi familia. Recuerdo que en las mañanas él esperaba a que mi mamá abriera la puerta de mi cuarto para saltar encima de mi cama y descansar su noche de vagabundo. Una maña maluca. La misma que se lo llevó de este mundo un día en la madrugada.
Ya no hay Enki en la casa de los Avilas y yo acá me aferro de mi gata princesa para que siga las buenas costumbres de quedarse siempre en casa.

Adiós mi querido Enki, te nos fuiste antes de tiempo.

3.18.2011

Mahalo Kaua'i


He visitado el paraíso.

La isla de Kaua'i resultó ser mucho más de lo que me esperaba y ahora, de vuelta a casa, he caído en un estado de letargo absurdo. Mi mente y energía se quedaron en la isla, pero mi cuerpo está en Lansing, rodeado de bajas temperaturas y plantas en estado de dormancia. Todo se ve gris y muerto. Yo sólo quiero dormir.

Ahora soy Mrs. Miles, pero ninguno de los dos ha logrado asimilar los acontecimientos del 6 de marzo. Fue simplemente mágico. Estar sobre el acantilado, rodeados de nuestros seres queridos más cercanos, sintiendo el brillo del sol, el viento cálido, el olor a sal del mar junto con el del lei de flores en mi cuello, mientras el Kumu soplaba una concha enorme hacia los cuatro puntos cardinales no tiene descripción. Habría que estar ahí cuando pasó para entender cómo se me recogió el corazón y porqué no pude decir mis votos sin ojos llorosos y con voz entrecortada. Fue un momento maravilloso.

Mahalo Kaua'i, allá volveremos.

3.02.2011

Mis votos


Laura, please repeat after me:

El domingo es el día en el que las carajadas se enterrarán, el corazón se entregará con el alma y se hará la promesa de un nosotros para siempre.

I, Laura, take you Timothy to be my wedded husband.

Hoy miércoles, mañana jueves, pasado mañana viernes, luego sábado y domingo. Cuatro días.

By the choice of my heart I take you to be the companion of my life.

El domingo a las cinco, en un acantilado, entre rocas y el mar, con lluvia o sin ella, allá llegaré, en mi vestido blanco y zapatos color turquesa. Ambos vestidos de blanco, no por lo intactos que llegamos, sino por lo honestos que fuimos con el otro.

I love you and accept you as you are and as you will be come.

Rodeados de flores y de aquellos que nunca nos juzgan.

I, joyfully and with faith and tenderness, promise to live with you, to love you and to cherish you from this day forward.

Sí, acepto.